En latín significa "camino de la cruz".
Son los momentos que vivió Jesús desde el momento que lo apresaron hasta su crucifixión y muerte, con la intención de darnos la oportunidad de salvación.
Este camino se representa con catorce imágenes (estaciones) que pueden ser representadas por medio de la pintura o escultura. Esto se puede encontrar en las paredes de las iglesias, lugares de oración, casas de retiro y monasterios.
El objetivo de esta representación es encontrar el camino hacia nuestro Dios, pasando de estación a estación con determinadas oraciones.
En la Cripta de Monseñor Romero se encuentra una serie de pinturas sobre el viacrucis de Jesús echas al oleo por el artista Luis Lazo.
El tamaño de los catorce cuadros es de 2 por 1.25 metros con técnica acrílico sobre tela.
Las pinturas poseen características del manierismo como por ejemplo la exageración de los músculos, el alargamiento de los cuerpos, la expresión en el rostro representando el dolor físico y espiritual.
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